lunes, 21 de diciembre de 2009

Cuarto artículo publicado en el periódico Crónica de Fuerteventura, Diciembre 2009
















Articulo 4


Soportes tradicionales y nuevas tecnologías

El videoartista Nam June Paik dijo en una ocasión que el tubo cadótico reemplazaría a la tela, y lo
cierto es que si no ha llegado aún a reemplazarla, sí que se ha hecho un importante hueco en el terreno
de las artes, aunque más que de el tubo cadótico ya podríamos hablar del LCD.
No es ningún descubrimiento que la tecnología se ha desarrollado más rápido en la última década que
en los últimos cien años, y no podía ser menos su impacto dentro de las estrategias artísticas, en las
que ha cobrado gran protagonismo hasta el punto de que me atrevería a decir que es mayor hoy el
número de artistas que utilizan las nuevas tecnologías frente a las antiguas estrategias como son la pintura
sobre tela, la escultura de bulto redondo o el dibujo a grafito. De hecho, ahora parecen existir en
muchos creadores una especie de melancolía hacia estas estrategias “de toda la vida”, provocando el
desarrollo de propuestas en las que parece existir una necesidad de demostrar que aún se puede innovar
y sorprender con elementos sencillos, baratos y cotidianos.
¿De verdad podemos creer que llegará un momento en que la tecnología lo devore todo?, yo creo que
al menos dentro de las artes, no. En mi propio trabajo utilizo muchísimo las nuevas tecnologías, pero
sin embargo, nunca desaparece esa necesidad de emborregar y deslizar pintura sobre una tela, sencillamente
porque creo que son experiencias distintas, una no puede reemplazar a la otra.
Me encanta cuando descubro artistas contemporáneos que utilizan el ingenio para sorprender con
piezas frescas e innovadoras sin un ápice de tecnología que las impregnen. Pienso en artistas como
Juan Francisco Casas, con sus enormes dibujos hiperrealistas hechos a bolígrafo bic azul, o en Simón
Zabell, profesor de la facultad de bellas artes de Granada, al que le debo tantas piezas que conseguí
crear durante sus clases, con su innolvidable “La Jalouise”, novela desplegada página a página forrando
toda una habitación. Pienso en artistas conocidísimos como Ghada Amer y sus sugerentes figuras
bordadas, pienso en mi admiradísimo Félix González Torres y sus pilas y pilas de fotocopias por toda
la sala, o en Christian Boltansky y sus santuarios de fotografías antiguas o sus teatros de sombras.
Sin emabargo, es una logro que por fin la fotografía tenga el reconocimiento que se merece como categoría
artística, que tanto le costó conseguir dentro de las reconocidas bellas artes, (término ya
dudoso en estos tiempos, pues el término belleza ya no es lo que era, por lo que me gusta definirlo
como artes plásticas y visuales).
Siempre parece que nos cuesta aceptar lo nuevo, nos costó aceptar a la fotografía, que sin embargo
ahora disfruta de igual e incluso de mayor fuerza dentro del sistema que la pintura, nos constó aceptar
los soportes audiovisuales y multimedia, así como en su momento costó aceptar a las instalaciones, las
performances o los happenings. Pero se demuestra con el tiempo, que éstas van entrando irremediablemente
en los circuitos con lenguaje propio, pues ya sabemos, siempre tenemos miedo a lo nuevo, tenemos
miedo de que nuestros sistemas o cánones sean mancillados o sustituídos por sistemas que apenas
conocemos, y a esto lo conocemos como cambio. Tenemos miedo al cambio.
Creo que nos encontramos en una era interesantísima en lo que a arte se refiere, pues no estamos obligados
a ceñirnos a ningun canon, sino todo lo contrario, el arte se desparrama, se fusiona, se confunde,
se camufla entre toda la maraña que conforma a nuestras sociedades. Podemos utilizar todo lo que esté
a nuestro alcance para dialogar, expresar o incluso para no decir nada, y las nuevas tecnologías son
una herramienta más para este objetivo, sin tener que aplastar a las antiguas disciplinas artísticas.
Recordemos que no se trata de sustitución, sino de cambio, de transformación, de expansión, y con
esto no quiero defender el famoso “todo vale”, ya que desde siempre, hay pinturas mejores que otras,
al igual que hay propuestas contemporáneas mejores que otras indiferentemente de su soporte. El buen
arte siempre será bueno, sin importar cual sea su medio para comunicarse con el mundo.

Nazaret Umpiérrez del Río

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